Asia

Arroz con curry: de viaje por Ceylán

Ahora que ya sabéis como ha sido mi experiencia como voluntaria en Sri Lanka, quería hacer otra entrada sobre el lado turista que han tenido estas casi cuatro semanas. La verdad es que casi no hemos podido viajar nada porque no comprábamos los vuelos nosotros y teníamos las fechas bastante fijas. Aun así nos ha dado tiempo a ser turistas y poder investigar un poco.

Nosotros vivíamos en las afueras de Hikkaduwa, al sur oeste de la isla en Tiranagama. Es una zona bastante turista, pero casi no había gente porque es temporada baja. En esta zona la temporada alta es durante los meses de invierno, que es cuando hay buenas olas para el surf y no demasiadas para poder hacer buceo. Realmente en Sri Lanka solo hay dos estaciones y siempre tienen la misma temperatura solo que en los meses de verano es el monzón, y llueve prácticamente todos los días. Y con eso hemos coincidido… lo cual no es lo mejor cuando tu casa no tiene techo y se cuela el agua por todas partes… Pero se aprende a vivir con ello.

La mejor forma de moverse por Sri Lanka es en autobús o en tuk tuk. El tuk tuk es como un taxi, pero hay que fijar un precio con el conductor antes de subirse, y siempre vas a acabar pagando más de lo que pagaría un local, pero sigue siendo «poco» así que los dos acabáis felices. Los autobuses parecen furgonetas y van a todo trapo. Apenas paran, bueno, si ven un grupo de 8 personas blancas sí ja, ja, ja. Subes y está la música a tope, y no tienen un precio fijo y siempre te van a intentar hacer pagar más pero bueno, no siempre te apetece racanear 5 rupias. Por ejemplo, el tuk tuk desde la Rosie May Home al colegio en Maliduwa eran 300 rupias, el autobús; 17. Nosotros siempre que podíamos íbamos en autobús.

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Laura conduciendo un tuk tuk

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Conducen por la derecha y el tráfico se rige por una norma básica «Si cabe guay y si no también». En la carretera principal hay dos carriles, uno para cada dirección, pero como si no. Van todos hiper rápido, adelantándose y aunque venga otro de frente. En realidad es muy divertido, una vez te acostumbras… Pitan como locos, pero poco a poco se pilla el tranquillo.

En temporada alta, la zona de Hikkaduwa es muy famosa por el surf y el buceo, al parecer hay muchísimos corales, pero cuando fuimos nosotros el mar estaba revuelto y había demasiada corriente. En Hikkaduwa merece la pena ir un domingo al mercado. Hay un enorme choque cultural. La cantidad de olores, colores y gente que te mira con curiosidad te embriaga en seguida. Las verduras y las especias es mejor comprarlas ahí que en los supermercados.

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Mercado en Hikkaduwa

Si queréis ir a la playa Hikkaduwa Beach está muy bien, muy relajada y no hay demasiada gente. Fue en esta playa nuestro primer día cuando vimos una tortuga marina salvaje y pudimos darle de comer. Otra playa muy bonita es la de Unwatuna. La zona está llena de sitios para tomar algo y de tiendas de ropa y cosas así, eso sí, hay mas turistas, pero es muy mono todo. Por la zona está también Jungle Beach, que a nosotros no nos dio tiempo a ir, pero la pintaban muy bien. Todo está relativamente cerca y es muy fácil moverse en autobús, que es muy barato.

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Hikkaduwa Beach

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No tuvimos mucho tiempo libre, pero en lo que tuvimos nos dio a visitar Galle (que ya hablo de esta ciudad en la otra entrada), la ciudad principal de la zona. Ahí está el Galle Fort, construido por los holandeses y portugueses cuando llegaron a Ceylan para colonizarlo. En Galle hay que ir a Manjari de compras y a comer al Fuerte. Es más caro porque es más turístico, pero se come genial, yo recomiendo los brownies de Pedlars.

Galle Fort

Galle Fort

En Tellawatta fuimos al criadero de tortugas. del que ya hablé en la otra entrada, y es algo que merece muchísimo la pena. Son unas 500 rupias (3,40€), y el hombre que lo lleva fue una víctima del tsunami. Él rescata a los huevos y cuando nacen las devuelve al mar, si las rescata de mayores las tiene ahí hasta que están fuertes y pueden volver a casa. También tiene tortugas discapacitadas a las que les falta una aleta o una pata y él las cuida.

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Devolviendo a las bebés al mar

DSC_0491 DSC_0486En Tellawatta, al lado del criadero de tortugas está el Museo de Tsunami. La entrada es gratis pero se aceptan donaciones. Está en la casa de otra de las víctimas y está compuesto por fotografías que gente y la prensa han donado. Cuenta la historia desde la primera ola, y como ellos no sabían lo que era y pensaban que era algún castigo. Nunca habían oído la palabra tsunami. El agua siempre había sido su amigo y ahora les hacía vivir esa pesadilla. No entendían nada. Merece mucho la pena verlo para conocer la historia desde su propio punto de vista en lugar del de las noticias. Es muy triste, yo me emocioné mucho, sin darme cuenta tenía la cara bañada por las lágrimas, así que recomiendo ir ahí en un día feliz o de ahí ir a ver las tortugas para levantar el ánimo.

También fuimos a ver ballenas, pero no lo recomiendo nada. Ya cuento la experiencia en la otra entrada, y fue la peor de mi vida. Si lo hacéis que sea en temporada alta cuando el mar no esté tan picado y buscar opiniones en TripAdvisor o algo así para que sepáis como trabajan.

El viaje

Los últimos cuatro días nos hicimos un mini viaje por Sri Lanka. Y pudimos ver algunas de las maravillas que este (no tan) pequeño país tiene que ofrecer. El itinerario fue: conocer a Lily, safari en Udawalawe, Ella, tren a Nuwara-Éliya, fábrica de té, Kandy.

El sábado por la mañana llovía a mares pero eso no nos impidió vivir una experiencia increíble; ver y tocar a un elefante.

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Conociendo a Lily

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Es increíble estar a esa distancia y poder tocar un elefante. Esta se llamaba Lily y tenía 15 años, así que un bebé prácticamente. La bañamos con unos cocos, teníamos que frotarla  y ella no paraba de salpicarnos con la trompa. Es una sensación tan bonita y extraña a la vez… También teníamos la opción de subirnos en ella pero yo no quise hacerlo.

Por la tarde fuimos al safari del Parque Nacional de Udawalawe donde vimos un montón de elefantes salvajes, búfalos, cocodrilos, pavos reales y montón de animales más.DSC_0145_2 DSC_0207_2 DSC_0218_2

Es muy curioso como iba cambiando el paisaje depende de donde estuvieras. Ya no estábamos en una Sri Lanka en mitad de la jungla, si no en lo que parecía una sabana africana.

Por la noche llegamos a Ella. Una pequeña ciudad en una montaña del interior. Estábamos agotados y muy emocionados porque teníamos camas dobles cada uno pero sobre todo porque los baños ¡TENÍAN AGUA CALIENTE!

Al día siguiente subimos al Little Adam’s Peak. Es una excursión preciosa caminando entre plantaciones de té. Tardamos en subir unos veinte minutos o algo así, no hace falta llevar zapatos de trekking pero sí recomiendo llevar zapato cerrado.

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Vistas desde la cima del Little Adam’s Peak

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La montaña que se ve detrás es Ella Rock

DSC_0318_2Bajamos y nos tomamos un té con unas vistas espectaculares. Y fuimos a las Ravana Ella Falls, una cascada preciosa donde decidimos darnos un remojón antes de comer. Para luego después subir a Ella Rock. 

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Ravana Ella Falls

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Fue la manera perfecta de descansar del calor y de prepararnos para lo que nos esperaba; Ella Rock. Es otra de las montañas de Ella, que es espectacular. Para esta excursión íbamos con guía. Tardamos una hora y media en subir, y no voy a mentir cuando subir después de comer no fue una de las mejores que hayamos tenido pero bueno, era cuando teníamos tiempo. Y cuando llegamos arriba nos quedamos alucinados con las vistas. Es el sitio más increíble en el que he estado. No me podía creer lo que veían mis ojos.

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Cima de Ella Rock

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Wendy, yo, Laurence, Anna, Meg, Laurence en la cima de Ella Rock

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Bajamos directamente a Ella y ya era de noche así que después de una ducha rápida fuimos a cenar al Chill Café. Por la mañana nos levantamos demasiado pronto para coger el tren a las 6:20 que nos llevase a Nuwara-Eliya donde nos recogían para ir a una fábrica de té. El viaje en tren fue espectacular. Fueron unas tres horas de viaje y tuvimos la suerte de que iba prácticamente vacío por que lo pudimos hacernos todas las fotos que quisimos ja, ja, ja.

DSC_0858_2 DSC_0887_2 DSC_0944_2Llegamos a nuestro destino y fuimos a Bluefields, la fábrica de té. Y la verdad, no merece la pena. Si se quieren ver plantaciones de té es suficiente con las que se ven en Ella, pero en la fábrica te cuentan como lo hacen en menos de 10 minutos. Yo lo hubiese quitado del itinerario, pero bueno, el sitio era muy bonito.

Bluefields

Bluefields

De camino a Kandy paramos en otras cascadas a refrescarnos del calor. Y ya fuimos directamente a nuestro hotel de Kandy que tenía las mejores vistas de toda la ciudad. Landy es la capital cultural del país y se considera como el corazón del budismo.

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Nos preparamos rápido porque a las 5 empezaban los bailes tradicionales de Kandy. Y esta es otra cosa que hubiese quitado. Los bailarines no eran muy buenos y no tenían mucha coordinación. De ahí salimos directamente a ver El Templo Del Diente, que se llama así porque guarda un diente de Budda. La verdad es que espectacular y precioso, pero estaba lleno de gente y de turistas y era un poco agobiante. Hubo una ceremonia en la que iban a enseñar el diente, y yo me sentía en medio del camino de la gente porque obviamente no quería que nadie se quedase sin verlo por mi culpa.

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Templo del Diente

Por la mañana temprano salimos en dirección al aeropuerto para un viaje que fue demasiado largo. En general Sri Lanka es un país que tiene tanto que ofrecer que no se puede abarcar todo, y no dejas de maravillarte en ningún momento. Sí me hubiese gustado haber tenido la oportunidad de haber organizado el viaje personalmente y de saber cuanto cuesta cada cosa, pero aun así ha sido increíble, y fue la mejor manera de terminar tres semanas de duro trabajo.

Tengo pendiente una entrada más dentro de la serie Arroz con Curry sobre los preparativos, primeras impresiones y qué ha sido lo que más me ha gustado y lo que menos ¡Decidme vosotros qué pensáis y de este viaje qué os ha gustado más! Espero que os sirva de ayuda si algún día decidís aventuraos a ir la bella lágrima de la India.